Regresando de una comisión
en las afuera de Lima en una custer, por el corredor Grau, se inicia una
conversación entre dos señoras que se trataban de “comadres”, una de ellas, la
que llevaba colgado en el pecho un gran crucifico, contaba a la otra que el hijo
del vecino había sido castigado con una correa por su padre y que eso demuestra
que aún hay hombre que maltratan a los menores y deben ser llevado ante la
justicia.
La otra señora, una pequeña
mujer con lentes y un cabello que le caía sobre los hombros solo atinaba a
escuchar y no hacía ningún gesto al escuchar la historia que su comadre le
estaba contando. De vez en cuando miraba por el cristal de la ventana como
resignándose de las acciones de la gente ante algún suceso y desean que se les
una ante sus opinones.
La primera continuaba con su
perorata y no dejaba de criticar el accionar del padre por su “bestialidad” con
que castigaba al menor. Hasta que no se pudo contener y tomando unas palabras
de la Biblia, le manifestó: - quién eres
tú para juzgar? La comadre se quedó petrificada y no respondió.
Fue ahí, cuando la señora
con lentes le empezó a dar unas clases de educación para la gente, hombre,
mujer y menores.
Empezó diciendo que hay
formas de corregir a los hijos y que uno de ellos era el castigo físico y que
ella y sus hermanos habían sido criado bajo esos correctivos y que pasado el
tiempo no hay traumas, huellas y rencores. “Estamos bien y amamos a nuestros
padres”, porque hicieron lo que mejor le parecían y claro, no con el mismo
rigor que los padres de ellos lo trataron.
“Los derechos del Niño” es
un tema que está en discusión porque esto le ha valido a los hijos de esta
generación a ser mas engreídos y abusadores. Si quieren un ejemplo, díganle a
sus hijos que no van a prender el Ihod durante la mañana, porque si no lo
castigaran sin salida el sábado.
Es como haber hecho una
declaración de guerra contra los Yihadistas y tendrán un serie de actos que les
harán perder la paciencia y hasta atentaran contra su salud. Hagan la prueba,
con lo que mas le gusta. Denle una orden radical.
Recuerdo que en los tiempos
de los 70s y 80s la palabra del padre era ley y que pobre el que se la
contradiga o simplemente no la cumpla. Ya se podía imaginar le “tanda” que
recibiría. De ahí es que la generación de esos años, obedece lo que sus
autoridades le ordenan, dentro de lo justo y legal.
Además, uno no podía estar
contestándole o replicándole, cuando nos estaban reprendiendo porque se
aplicaba el dicho de los magos: “la mano es las veloz que la vista” y sentíamos
un sopetón que cruzaba nuestro rostro, y nos dejaba la mejílla roja por varias
horas.
Ahora, podemos ver y
escuchar a los menores que ellos son siempre quienes tiene la razón. En la
seguridad física, en lo económico y hasta en la vida real. Creen que todo lo
saben, pero en realidad no saben nada puesto que todo eso se aprende con el
correr del tiempo y la formación que se recibe en casa.
Muchos padres en la
actualidad, trabajan todo el día y no hay tiempo para, siquiera, conversar con
los hijos e interrogarles “como han pasado el día” o conocer de cerca a sus
amigos y de paso a los padres de ellos. Son los padres quienes llegan tarde a
casa y no ven a sus hijos porque ellos están durmiendo o lo contrario.
Esto viene a colación a las
declaraciones del adolescente de 15 años que fue atrapado momentos previos de
asesinar a la dirigente de Polvos Azules, quien manifiesta que sue su padre
apodado “Huánuco” quien le instó a cometer ese delito y que le daría 2 mil
soles. ¿De premio?
Cómo es posible que un padre
le diga tal cosa a su hijo. Eso no es deber de los padres, no le podemos estar
enseñando lo malo, sino todo lo contrario, debemos inculcarle amor, respeto y
honestidad, pero esas cosas no existen en la mente de este hombre y solo hay
interés por el dinero fácil.
Ahora, las autoridades
policiales, judiciales están acusando al padre de ser el creador de un sicario
de gran potencial, porque es una manera muy fácil de obtener ganancia.
Por eso se recomienda que
desde el primer momento, cuando el padre detecte algo malo en el accionar del
hijo, hay que cortarlo desde raíz, porque sino esta irá increcento y luego ya
no se podrá hacer nada. Solamente la justicia será quien castige al ya
delincuente. Y eso es porque no se corrigió en el momento oportuno.
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