Es un tema que genera
debate, pues hay especialistas que aseguran que no existe, pero otros
consideran que es un problema y debe tratarse.
“Mi deseo sexual me ha
generado muchos problemas”,confiesa Raúl (37). “La palabra ‘insaciable’ me
parece fuerte para describir lo que viví, pero quizás es la más apropiada. Fui
adicto a la pornografía, quería tener sexo todo el día, no me sentía
satisfecho. No podía controlarlo y mi pareja me dejó porque me tenía miedo”,
agrega.
¿Qué es la adicción sexual?
El párrafo anterior ayuda en buena parte a describir el fenómeno, pero lo
cierto es que la respuesta varía de acuerdo a las vertientes que han
estudiado el tema.
Por un lado, tenemos que la
adicción sexual es la incapacidad de controlar los impulsos sexuales, los
cuales suelen ser muy intensos, dicho sea de paso. El adicto, a diferencia de
la mayoría de seres humanos, se caracteriza por un apetito sexual insaciable y
problemático. En países como Estados Unidos, esta
conducta es vista como una adicción análoga a la drogadicción. De hecho, hay
terapias para superarla.
Hace unos meses, un estudio
de la Universidad
de Cambridge demostró que las regiones cerebrales que se activan
ante un estímulo erótico (en el experimento usaron videos pornográficos) son
las mismas que aquellas que reaccionan cuando un drogadicto está
frente a los estupefacientes que consume. La investigación ha dado pie para
reavivar nuevamente el conflicto con la postura opuesta.
EN LA OTRA ORILLA
El DSM-5,
la guía vigente y universal de los trastornos mentales, no incluye a la
adicción sexual como patología debido a la falta de evidencia científica
contundente.
Por su parte, el psicólogo
estadounidense David Ley considera que no es una enfermedad, sino un
síntoma. Ley, autor del libro El mito de la adicción sexual, sugiere
que, en muchos casos, ser diagnosticado como adicto sexual resulta inadecuado,
pues no es más que evitar hacerse cargo de actos irresponsables que se realizan
de manera voluntaria.
“Muchas mujeres me han dicho
que creer en la adicción al sexo les permitió tolerar la infidelidad de sus
esposos. Fue más fácil para ellas creer que la otra mitad estaba enferma que
aceptar que era egoísta”, escribió Ley en el diario The Telegraph.
Lo cierto es que definir la
adicción sexual como conducta, síntoma o patología resulta complicado. “Cuando
se trata de una adicción, la línea entre moralidad y enfermedad siempre ha sido
borrosa”, sentenció John Cloud en el artículo Adicción sexual: ¿enfermedad
o excusa conveniente?, publicado en Time.
Sin embargo, es importante
estar atentos cuando el deseo sexual origina problemas. Engañar a la
pareja para aplacar el apetito sexual o meterse en aprietos económicos por
acceder a sitios pornográficos de paga son, por citar dos ejemplos, señales de
que algo no anda bien. Si la vida cotidiana se ve afectada, hay que tomar
cartas en el asunto.
¿SABÍAS QUE…?
La adicción sexual fue
incluida en la tercera versión del Manual Diagnóstico y Estadístico de
Trastornos Mentales (DSM-3). No apareció en las versiones siguientes.
Para David Ley, autor del
libro “El mito de la adicción sexual”, la adicción sexual se ha empleado como
excusa para desarrollar una industria terapéutica.
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