jueves, 25 de septiembre de 2014

Padre hizo sicario a hijo


Regresando de una comisión en las afuera de Lima en una custer, por el corredor Grau, se inicia una conversación entre dos señoras que se trataban de “comadres”, una de ellas, la que llevaba colgado en el pecho un gran crucifico, contaba a la otra que el hijo del vecino había sido castigado con una correa por su padre y que eso demuestra que aún hay hombre que maltratan a los menores y deben ser llevado ante la justicia.
La otra señora, una pequeña mujer con lentes y un cabello que le caía sobre los hombros solo atinaba a escuchar y no hacía ningún gesto al escuchar la historia que su comadre le estaba contando. De vez en cuando miraba por el cristal de la ventana como resignándose de las acciones de la gente ante algún suceso y desean que se les una ante sus opinones.
La primera continuaba con su perorata y no dejaba de criticar el accionar del padre por su “bestialidad” con que castigaba al menor. Hasta que no se pudo contener y tomando unas palabras de la Biblia, le manifestó: -  quién eres tú para juzgar? La comadre se quedó petrificada y no respondió.
Fue ahí, cuando la señora con lentes le empezó a dar unas clases de educación para la gente, hombre, mujer y menores.
Empezó diciendo que hay formas de corregir a los hijos y que uno de ellos era el castigo físico y que ella y sus hermanos habían sido criado bajo esos correctivos y que pasado el tiempo no hay traumas, huellas y rencores. “Estamos bien y amamos a nuestros padres”, porque hicieron lo que mejor le parecían y claro, no con el mismo rigor que los padres de ellos lo trataron.
“Los derechos del Niño” es un tema que está en discusión porque esto le ha valido a los hijos de esta generación a ser mas engreídos y abusadores. Si quieren un ejemplo, díganle a sus hijos que no van a prender el Ihod durante la mañana, porque si no lo castigaran sin salida el sábado.
Es como haber hecho una declaración de guerra contra los Yihadistas y tendrán un serie de actos que les harán perder la paciencia y hasta atentaran contra su salud. Hagan la prueba, con lo que mas le gusta. Denle una orden radical.
Recuerdo que en los tiempos de los 70s y 80s la palabra del padre era ley y que pobre el que se la contradiga o simplemente no la cumpla. Ya se podía imaginar le “tanda” que recibiría. De ahí es que la generación de esos años, obedece lo que sus autoridades le ordenan, dentro de lo justo y legal.
Además, uno no podía estar contestándole o replicándole, cuando nos estaban reprendiendo porque se aplicaba el dicho de los magos: “la mano es las veloz que la vista” y sentíamos un sopetón que cruzaba nuestro rostro, y nos dejaba la mejílla roja por varias horas.
Ahora, podemos ver y escuchar a los menores que ellos son siempre quienes tiene la razón. En la seguridad física, en lo económico y hasta en la vida real. Creen que todo lo saben, pero en realidad no saben nada puesto que todo eso se aprende con el correr del tiempo y la formación que se recibe en casa.
Muchos padres en la actualidad, trabajan todo el día y no hay tiempo para, siquiera, conversar con los hijos e interrogarles “como han pasado el día” o conocer de cerca a sus amigos y de paso a los padres de ellos. Son los padres quienes llegan tarde a casa y no ven a sus hijos porque ellos están durmiendo o lo contrario.
Esto viene a colación a las declaraciones del adolescente de 15 años que fue atrapado momentos previos de asesinar a la dirigente de Polvos Azules, quien manifiesta que sue su padre apodado “Huánuco” quien le instó a cometer ese delito y que le daría 2 mil soles. ¿De premio?
Cómo es posible que un padre le diga tal cosa a su hijo. Eso no es deber de los padres, no le podemos estar enseñando lo malo, sino todo lo contrario, debemos inculcarle amor, respeto y honestidad, pero esas cosas no existen en la mente de este hombre y solo hay interés por el dinero fácil.
Ahora, las autoridades policiales, judiciales están acusando al padre de ser el creador de un sicario de gran potencial, porque es una manera muy fácil de obtener ganancia.
Por eso se recomienda que desde el primer momento, cuando el padre detecte algo malo en el accionar del hijo, hay que cortarlo desde raíz, porque sino esta irá increcento y luego ya no se podrá hacer nada. Solamente la justicia será quien castige al ya delincuente. Y eso es porque no se corrigió en el momento oportuno.


Formación











La educación escolar pública debe, sobre todo, buscar formar ciudadanos civilizados. En el currículo se deberían integrar cursos breves, como los siguientes.
1) Educación Vial: para que desde niños se aprenda a entender que el tráfico es una comunión armónica –¡y con reglas!– entre gente que se desplaza y no una guerra anárquica.
2) Educación Constitucional: un chico debe tener nociones de lo que son la Constitución, el Código Civil y el Código Penal para que respete y haga respetar sus derechos, y sepa en lo que se mete si rompe la ley.
3) Finanzas Básicas: para que desde jóvenes aprendan a ser frugales y a reproducir –¡no solo consumir!– el dinero.
4) Urbanidad: va a sonar arcaico, pero sí creo que a los chicos hay que enseñarles una especie del venerable ‘Manual de Carreño’ modernizado para que sepan comportarse ante los demás, y la convivencia entre todos sea más respetuosa y menos invasiva. No digo que mi generación haya sido especialmente educada y no quiero sonar a Catón el Censor o clamar, como Cicerón, que Roma ha perdido las costumbres (“oh tempora, oh mores”), pero muchos chicos de ahora ni siquiera saben comer como gente, moverse con propiedad o dirigirse a los demás con cierto tino, por no decir tener una actitud de consideración hacia los ancianos, los niños y los desvalidos. Unos los observa en los programas juveniles y son, por lo general, una sarta de altaneros patanes engreídos que mal hablan a gritos, unos huraños que no saben dar la mano o unos confianzudos que besuquean o abrazan para saludar sin que les hayan dado pie para ello.
5) Redacción: ¡nunca van a conseguir un empleo interesante si ni siquiera saben pergeñar un escrito legible!
Todo esto les va a servir mucho más en la vida que Trigonometría o esos cursos de relleno; se los aseguro.


miércoles, 24 de septiembre de 2014

"El mundo al revés"






En nuestro país los sicarios matan delante de niños y matan a niños. En nuestro país los sicarios también son niños. ¿Estoy exagerando? No. Solo revisen las noticias. ¿Nos estamos acostumbrando? Me temo que sí.
No escucho a ningún congresista levantando la voz. No veo plantones de políticos indignados. ¿Los candidatos a la alcaldía y presidencia regionales tienen un plan maestro para actuar contra el sicariato? No, solo declaran que están preocupados. 
El mismo domingo un sondeo de Datum Internacional terminó por consternarme. El 49% de los encuestados cree que Luis Castañeda  robará, pero hará obra si sale elegido alcalde de Lima por tercera vez. Le seguían Susana Villarán, Salvador Heresi y Enrique Cornejo cada uno con 3%. La sola pregunta fue una cachetada a la decencia.
¿Al elector le interesa un pepino que su candidato sea honesto o está tan decepcionado de los políticos que lo único que pide es que se haga obra no importa cómo? ¿Hemos llegado al abismo de la corrupción? 
En nuestro país muchas cosas que suceden al revés quitan la ilusión. Solo recuerde: un preso es el favorito para ser el presidente regional de la región más apetitosa por su canon minero y no sorprende; un alcalde no explica por qué le puso cámara y vigilancia a Óscar López Meneses, pero ya celebra su reelección; un congresista alquila su casa a un capo de la mafia y, descubierto, le echa la culpa a la mala suerte.

Siga pensando: un dirigente asháninka pide protección y termina asesinado porque nadie quiso escucharlo. Siga recordando: no solo los narcos venden cocaína en el Perú, la policía también comercializa lo incautado, pero no se preocupe, el ministro Urresti está investigando. Literalmente vivimos en un mundo al revés.
Milagros Leiva

‘No quiero que sea presidenta la hija de un asesino’





MariVargas Llosa, el ganador del Nobel de Literatura dijo que trabajará en próximas elecciones para evitar que lideresa de Fuerza Popular llegue al poder.
Afirmó que no quiere que Keiko Fujimori sea presidenta del Perú, por lo que participará en las elecciones de 2016 para evitar que la lideresa de Fuerza Popular llegue a Palacio de Gobierno.
En entrevista con la cadena Univisión, el ganador del Nobel de Literatura enfatizó que no quiere que la hija de “un ladrón y un asesino” gobierne el país porque –advirtió– lo primero que hará será liberar a su padre, el condenado ex presidente Alberto Fujimori, quien purga prisión por delitos de lesa humanidad.
“Naturalmente que no (quiero que sea presidenta). Keiko es la hija de un asesino y de un ladrón que está preso, juzgado por tribunales civiles con observadores internacionales, condenado a 25 años de cárcel por asesino y por ladrón. No quiero que gane las elecciones”, destacó.
El autor de El héroe discreto añadió que en los próximos comicios presidenciales “defenderé la mejor opción entre las que se presenten”. “La democracia es participación. Si uno no participa, no tiene derecho a protestar cuando un país se va al diablo”, expresó.
En la campaña de 2011, Vargas Llosa –quien en 1990 perdió los comicios contra Alberto Fujimori– también se opuso a la candidatura de Keiko Fujimori y apoyó en la segunda vuelta al hoy presidente Ollanta Humala.


¿Eres un adicto al sexo?





Es un tema que genera debate, pues hay especialistas que aseguran que no existe, pero otros consideran que es un problema y debe tratarse.
“Mi deseo sexual me ha generado muchos problemas”,confiesa Raúl (37). “La palabra ‘insaciable’ me parece fuerte para describir lo que viví, pero quizás es la más apropiada. Fui adicto a la pornografía, quería tener sexo todo el día, no me sentía satisfecho. No podía controlarlo y mi pareja me dejó porque me tenía miedo”, agrega.
¿Qué es la adicción sexual? El párrafo anterior ayuda en buena parte a describir el fenómeno, pero lo cierto es que la respuesta varía de acuerdo a las vertientes que han estudiado el tema.
Por un lado, tenemos que la adicción sexual es la incapacidad de controlar los impulsos sexuales, los cuales suelen ser muy intensos, dicho sea de paso. El adicto, a diferencia de la mayoría de seres humanos, se caracteriza por un apetito sexual insaciable y problemático. En países como Estados Unidos, esta conducta es vista como una adicción análoga a la drogadicción. De hecho, hay terapias para superarla.
Hace unos meses, un estudio de la Universidad de Cambridge demostró que las regiones cerebrales que se activan ante un estímulo erótico (en el experimento usaron videos pornográficos) son las mismas que aquellas que reaccionan cuando un drogadicto está frente a los estupefacientes que consume. La investigación ha dado pie para reavivar nuevamente el conflicto con la postura opuesta.
EN LA OTRA ORILLA
El DSM-5, la guía vigente y universal de los trastornos mentales, no incluye a la adicción sexual como patología debido a la falta de evidencia científica contundente.
Por su parte, el psicólogo estadounidense David Ley considera que no es una enfermedad, sino un síntoma. Ley, autor del libro El mito de la adicción sexual, sugiere que, en muchos casos, ser diagnosticado como adicto sexual resulta inadecuado, pues no es más que evitar hacerse cargo de actos irresponsables que se realizan de manera voluntaria.
“Muchas mujeres me han dicho que creer en la adicción al sexo les permitió tolerar la infidelidad de sus esposos. Fue más fácil para ellas creer que la otra mitad estaba enferma que aceptar que era egoísta”, escribió Ley en el diario The Telegraph.
Lo cierto es que definir la adicción sexual como conducta, síntoma o patología resulta complicado. “Cuando se trata de una adicción, la línea entre moralidad y enfermedad siempre ha sido borrosa”, sentenció John Cloud en el artículo Adicción sexual: ¿enfermedad o excusa conveniente?, publicado en Time.
Sin embargo, es importante estar atentos cuando el deseo sexual origina problemas. Engañar a la pareja para aplacar el apetito sexual o meterse en aprietos económicos por acceder a sitios pornográficos de paga son, por citar dos ejemplos, señales de que algo no anda bien. Si la vida cotidiana se ve afectada, hay que tomar cartas en el asunto.
¿SABÍAS QUE…?
La adicción sexual fue incluida en la tercera versión del Manual Diagnóstico y Estadístico de Trastornos Mentales (DSM-3). No apareció en las versiones siguientes.
Para David Ley, autor del libro “El mito de la adicción sexual”, la adicción sexual se ha empleado como excusa para desarrollar una industria terapéutica.


10 errores que cometes con tu perro a la hora de entrenarlo

A la hora de entrenar al perro no siempre hacemos las cosas bien, pues, a veces cometemos errores sin darnos cuenta. Conoce qué debes evitar de hacer.

Lima. Cuando vamos a entrenar a nuestro perro muchas veces pecamos de creer que sabemos todo, cuando en realidad no es así. Solemos cometer errores que aparentemente, a nuestro criterio, están bien; sin embargo estamos creando un gran conflicto interno en nuestra mascota. El sitio web De10 hizo una interesante lista de los errores que muchos dueños de canes cometen a la hora de entrenar a sus mascotas:
1. No entrenar frecuentemente a tu perro
La mayoría de los dueños suelen tener paciencia para entrenar a su nuevo perro, pero una vez que ya ha aprendido las órdenes, asumen que las realizará casi automáticamente. Por supuesto, lo que pasa después es que el perro tarda cada vez más en responder hasta que llega el momento en el que ya no hace caso. Lo mejor es ser constante con el entrenamiento, repetir las órdenes varias veces y en diferentes circunstancias, y continuar agregando trucos a su repertorio para mantenerlo ocupado y motivado.
2. Repetir demasiadas veces las órdenes
Este error se comete muchas veces con órdenes que aún no han sido muy bien enseñadas o que al perro no le gusta realizar. Al dar la orden, el perro no hace caso y, ante la frustración que esto causa, el dueño repite una y otra vez la misma orden esperando que el perro haga caso. Lo mejor es asegurarte de que tu perro ya sabe ejecutar bien la orden. Si es así y de todos modos no responde a la primera, espera un momento en silencio, cambia de sitio si quieres y vuelve a dar la orden. Si la ejecuta, dale muchos apapachos y felicítalo. Si no, un buen tip es esperar un momento mientras ves a tu perro fijamente a los ojos y acercarte más a él. Casi todos los perros responderán a esto. En cuanto ejecute la orden, dale muchos cariños y felicítalo.
3. Hacer sesiones de entrenamiento demasiado cortas o demasiado largas
Aquí, constancia y repetición son la clave. En lugar de hacer una sesión de entrenamiento de 10 minutos que será muy aburrida para tu perro, es más recomendable hacer 10 mini sesiones de 1 minuto durante el día, todos los días. Recuerda que si solo haces una mini sesión al día o si pasan días y no repites la rutina de entrenamiento, es muy difícil que consigas los resultados que esperas.
4. Entrenar a tu perro siempre en las mismas condiciones
Si siempre entrenas a tu perro en las mismas condiciones, como por ejemplo, en la comodidad de tu sala, será muy difícil que logre ejecutar las órdenes si está en un parque con muchos distractores a su alrededor. Es importante ir variando el contexto en el que se da el entrenamiento para que tu perro se acostumbre a responder en distintos ambientes. Recuerda empezar por los lugares más tranquilos y, poco a poco, ir cambiando a ambientes más caóticos.
5. Confiar demasiado en los premios y muy poco en los elogios
Los premios son una gran herramienta para ayudar a que tu perro aprenda una nueva orden. Sin embargo, lo ideal es ir cambiando los premios por felicitaciones y apapachos para que tu perro no asocie que siempre obtendrá un premio cuando le pidas hacer algo. Es mucho mejor que tu perro ejecute tu orden porque recibe muchos cariños y te ve feliz a condicionar su comportamiento a través de la comida.
6. Volverte muy emocional
Tratar de entrenar a tu perro cuando estás enojado o eufórico puede resultar contraproducente, ya que puedes intimidar a tu perro o, por el contrario, disparar su energía e impedir que se concentre. Es muy importante tratar de mantener una energía relajada y una actitud segura, pues esto hará que tu perro atienda mucho mejor tus indicaciones
7. Ser reactivo y no proactivo
El entrenamiento de perros es una actividad que requiere paciencia y mucha observación para entender la mente de tu perro. Definitivamente, los resultados no se logran de la noche a la mañana ni en poco tiempo. Por ello, es fundamental ser constante y, sobre todo, aprender a adelantarse a los comportamientos que se desean corregir. Por ejemplo, si tu perro ladra cada vez que suena el timbre y tú le gritas que se calle, solo estás reaccionando ante su propia reacción y no estás haciendo nada útil para corregir el comportamiento. Pero si te anticipas a su ladrido y distraes su mente para concentrarse en algo más interesante, lo más seguro es que lograrás controlar su reacción.
8. Ser incongruente
Este factor es muy importante. La constancia no sólo debe aplicarse a la frecuencia del entrenamiento, sino también a la técnica y a las reglas. Si cada vez que tratas de enseñarle una orden a tu perro cambias la metodología que usas, solo terminarás confundiéndolo. Y, por ejemplo, si decides que la regla es que no se suba a la cama, pero 4 de cada 10 veces le dejas subirse, será muy difícil que aprenda que no debe hacerlo.
9. Ser inseguro
Si no confías en ti mismo ni en tu propio entrenamiento, tu perro se va a dar cuenta. Los perros tienen una especie de radar para detectar la falta de confianza, pues es percibida por ellos como debilidad. No se trata de que te vuelvas autoritario ni agresivo, simplemente muéstrate confiado y como el verdadero líder de tu manada.
10. No entender el carácter de tu perro
Cada perro tiene su propio patrón de comportamiento y, si bien, el que tu perro pertenezca a cierta raza puede marcar predisposiciones a mostrar cierto carácter, la realidad es que debes ser muy observador para determinar qué método funcionará mejor con tu can. Es decir, si tu perro es muy tragón, será mucho más fácil realizar su entrenamiento con premios. En cambio, si tu perro no es especialmente amante de la comida, quizás sean tus apapachos o conseguir algún juguete lo que lo mantendrá motivado.

lunes, 22 de septiembre de 2014

Cuento de Primavera

  

Erase una vez, en una tierra muy, muy lejana, había un país, donde estaba siempre lloviendo, lloviendo y lloviendo; con lluvias torrenciales todo el día, todos los días, durante años y años. Y allí, vivía un niño chiquitito, en una casita en la montaña, con su papá y su perrito.
Tenía nueve años, y todos los días de su vida, había llovido y llovido durante todo el día y toda la noche.
¿Te puedes imaginar estando siempre lloviendo y siempre húmedos?
La gente estaba siempre diciéndole que, antes de que él naciera, había habido una cosa extraña que se llamaba Sol. El sol era una cosa grande, redonda y amarilla, que daba calor y luz a todo y a todos. Y siempre tenía una sonrisa en su cara grande, redonda y amarilla. Y, al ver esa sonrisa en el sol, la gente lo miraba y le devolvía la sonrisa.
El niño pequeñito no podía imaginar en su mente la idea de una cosa grande, redonda, amarilla y sonriente. Y no podía creer que la gente pudiera mirarlo y sonreírse, porque en su pueblecito nadie se sonreía, todos parecían muy tristes.
Un día, la gente empezó a comentar que los cielos parecían un poco más claros. Todavía estaba lloviendo y las negras nubes aún estaban colgando del cielo, pero era cierto que parecía más claro.
Al día siguiente, la gente empezó a comentar más, que ese día, estaba lloviendo menos.
Al día siguiente, solo llovió la mitad del día.
Al otro, solo hubo unas pocas lloviznas, y las ventanas goteaban de vez y cuando.
Y al otro, dejó de llover; al siguiente, todas las nubes eran de color blanco. Un día más y aparecieron trozos de cielo azul.
De repente, no había ni una sola nube y una cosa grande, redonda y amarilla estaba flotando en el cielo, dando calor y luz a todos.
Y la gente miraba hacia arriba y sonreía al verlo, porque tenía una enorme y radiante sonrisa.
Y el niño pequeño se sentó en su cama y vio, a través de la ventana, una cosa de la que solo había oído hablar en historias que podían ser cuentos: Una cosa grande, redonda y amarilla en el cielo con una gran sonrisa en su cara. ¡Eso debe ser el sol! Dijo el niño, devolviéndole la sonrisa. Y corrió por las calles, viendo que todo el mundo estaba sonriendo.
Y ahora…
¡ A DORMIR !


El fantasma de Alberto Andrade

Hace doce años, en medio de una fogosa campaña electoral, Alberto Andrade decía que dos de los grandes problemas de Lima eran la seguridad y el transporte.

Es más, advertía que estábamos al borde del colapso en ambos temas, y no era brujo ni necesitaba serlo para ver el futuro que nos esperaba. Simplemente proyectaba lo que ya se vivía en ese entonces.

Para los dos rubros propuso planes que hoy, mirando para atrás, queda claro que fue un error no aplicarlos. Resulta sorprendente recordar ahora que era el alcalde el que hablaba del tema de la inseguridad y el que hacía propuestas sobre cómo enfrentarla.

Andrade contrató los servicios de William Bratton, el legendario comisionado de la policía de la ciudad de Nueva York, para que realizara un diagnóstico y propusiera qué hacer. Bratton había logrado algo que parecía imposible: convertir Nueva York en ciudad segura. Luego había hecho lo mismo en Boston y Los Ángeles.

Lo que proponía para Lima era en resumen la misma fórmula que había funcionado en Estados Unidos.

Bratton, al servicio de la Municipalidad de Lima, creó un equipo de trabajo y finalmente entregó un plan que partía de la tolerancia cero: ser implacables con los delitos menores, con las pandillas, con las personas que delinquen por primera vez. Según el, castigar el crimen en sus inicios permitiría impedir que la delincuencia y el crimen organizado se desarrollaran. El Plan Bratton era lo más serio que se había hecho hasta ese entonces sobre la seguridad, proponía acciones e iniciativas para mejorar la eficiencia de la policía, la integración con la acción del serenazgo y la de los vecinos.  Requería la utilización de tecnologías de punta, como cámaras y sistemas de comunicación eficientes y daba la ruta para contrarrestar la corrupción ya en ese entonces latente en la policía.

Lo increíble es que el plan nunca se usó y hoy estamos pagando las consecuencias. Los temores de Andrade son hoy una cruda realidad, y lo que indigna es que teniendo una herramienta en las manos no la usamos. Hay que aprender la lección.


Una historia de primavera:

El día de la primavera simboliza la renovación de la naturaleza y la creatividad del espíritu humano. Todos los 21 de septiembre la juventud es protagonista. Y ya es tradición el festejo con espectáculos en vivo de todo tipo y al aire libre. La consigna es reunirse con amigos, pasar un día de picnic y aprovechar los espacios abiertos.

A propósito de esta etapa de la amistad, a continuación una historia de Primavera








El rapto de Perséfone

Desde los tiempos más remotos, el hombre, cuando no puede comprender el mundo externo que lo rodea, crea representaciones míticas. Así, la humanidad ha llegado ha mitificar desde la salida y la puesta del sol hasta los fenómenos atmosféricos, el crecimiento de las plantas, el nacimiento y la muerte. La primavera es la estación del renacimiento... así lo entendieron la gran mayoría de las religiones antiguas y, a partir de ello, levantaron muchos de sus mitos. En este contexto, la primavera es vista como lo muerto que renace. Una vez más ocurre el milagro: de los arboles deshojados renacen nuevos brotes y, una vez más, hay cosecha, es decir, vida
Mahoma decía: "No hay gota en los mares, ni fruto en los árboles, ni planta en la tierra que no tenga en cada semilla un ángel que cuide de ella". La naturaleza está entonces ligada a lo sagrado y protegida por los guardianes de dios para que al hombre no le falte el sustento. Para algunos pueblos eslavos y escandinavos, por ejemplo, los templos consagrados a sus dioses eran bosques, lagos y árboles sagrados, pero todos celebraban festivales que podían durar semanas porque para todos los pueblos la primavera siempre era algo festivo.
Las diosas Démeter(1) y Perséfone(2) representaban para los pueblos de la antigüedad los poderes de la naturaleza, su transformación y la emergencia cíclica. En la antigua Grecia, el primer día de la primavera era el día en que Perséfone(2), prisionera bajo tierra durante seis meses, volvía al regazo de Deméter(1), su madre. 
Cuenta Homero que en el sureste de Europa hubo un tiempo en el que reinaba la eterna primavera. La hierba siempre era verde y espesa y las flores nunca marchitaban. No existía el invierno, ni la tierra yerma, ni el hambre. La artífice de tanta maravilla eraDémeter(1), la cuarta esposa de Zeus(3). De este matrimonio nació Core, luego llamadaPerséfone(2). Se trataba de una hermosa joven adorada por su madre que solía acercarse a un campo repleto de flores a jugar. Un día, pasó por allí el terrible Hades(4)con su temible carro tirado por caballos. Se encandiló con Perséfone(2) y la raptó para llevarla al subsuelo, su territorio. Deméter(1), al no encontrar a su hija y con una antorchas en cada mano, emprendió una peregrinación de nueve días y nueve noches. Al décimo día el Sol, que todo lo ve, se atrevió a confesarle quién se había llevado a su hija. Irritada por la ofensa, Démeter(1) decidió abandonar sus funciones y el Olimpo. Vivió y viajó por la tierra. Esta se quedó desolada y sin ningún fruto ya que, privada de su mano fecunda, se seca y las plantas no crecen. Ante este desastre Zeus(3) se vio obligado a intervenir pero no pudo devolverle la hija a su madre. Es que Perséfone(2) ya había probado el fruto de los infiernos (la granada) y por eso le era imposible abandonar las profundidades y regresar al mundo de los vivos. Sin embargo, se pudo llegar a un acuerdo: una parte del año Perséfone(2) lo pasaría con su esposo y, la otra parte, con su madre.
Lo que este mito indica es que cuando Perséfone(2) regresa con su madre, Démeter(1)muestra su alegría haciendo reverdecer la tierra, con flores y frutos. Por el contrario, cuando la joven desciende al subterráneo, el descontento de su madre se demuestra en la tristeza del otoño y el invierno. Así se renueva anualmente el ciclo de las estaciones y así explicaban los griegos la sucesión de ellas: el otoño y el invierno son tristes y oscuros como el corazón de Deméter(1) al estar separada de su hija. La alegría y la serenidad retornan cuando vuelve con ella, es decir, cuando comienza la primavera. 


Mi foto calato







Cuando has vivido evadiendo la opinión de los espejos, atreverte a hacer medio topless en público es un triunfo. Menos incómodo que antes en mi pellejo, he decidido publicar este prematuro selfie de verano que es, en realidad, un grito vikingo de liberación. (Y de yapa, unas sencillas pastillitas de autoestima para gordos).
Come solo cosas ricas. Con la autoridad que me confiere la experiencia de toda una vida haciendo todas las malditas dietas del universo, te garantizo lo siguiente: si tu dieta es demasiado estricta, si no es variada, si te cagas de hambre y, sobre todo, si no es rica, la vas a abandonar. Nadie –que no sea un ave de corral– desearía jamás tener que desayunar salvado, alpiste, afrecho ni mucho menos chía. Ni almorzar un cerro de lechuga criolla. Nadie. Haz tu propia lista de cositas ricas que no te enchanchen y fabrica tu dieta solo con eso: cebiche, palmitos, palta, pastel de acelga, olluquito, manzana verde, maracuyá, filete de atún, crema de zapallo, ensalada César, cebiche y más cebiche. Rico, pe’.
No te peses. Al trash con la balanza. Yo no sé cuánto peso ni quiero saber. ¿Para qué? Si cuando te pones gordo todo el mundo te lo enrostra, pero, cuando dejas de estarlo, eres el único que se da cuenta. Nada más exasperante que pesarse todas las mañanas y ver que la puta aguja jamás se mueve. Lo mejor es guiarse por la ropa. Si ya te aprieta, ponte a dieta. Ese axioma nunca falla. Si comienza a aflojar, vas bien. Y si tienes que empezar a comprarte tallas menos, aprovecha y renueva tu clóset como justo premio por haber triunfado. Eso es todo lo que necesitamos saber. No somos bultos de equipaje para la bodega. ¿Para qué cuernos querríamos pesarnos?
Sal del gym. Salvo para ciertos marcianos con suerte, ir al gimnasio es una tortura del infierno. Seamos francos. Te da flojera, las repeticiones te aburren y todo aquel obsceno despliegue de narcisismo homoerótico de los musculositos comparando sus respectivos grosores ante el espejo te produce un poco de vergüenza ajena. No tienes que ir al gym solamente porque es cool. Si no lo disfrutas, sal de ahí. Búscate un ejercicio que te proporcione placer, alguno debe de haber. Tras mi fractura lumbar, me recetaron la natación como medio de rehabilitación y ahora me siento tan increíblemente bien que ya no puedo vivir sin nadar a diario. No todos nacimos para levantar pesas, pero, eso sí, todos tenemos un deporte, encuentra el tuyo.
No te comas el preservativo. O, si te suena mejor, el preservante. Lo natural es mejor, no hay tu tía. Más rico es sin preservativos artificiales. O sea: no chizitos, no cereales de colorinches, no gaseosas, no cubitos, no Ajinomen. He leído religiosamente a Sacha Barrio y lo tengo claro, pero hasta que no me mude a la pequeña casita en la pradera dudo mucho que me vaya a levantar por la madrugada a fabricar mi propia leche de almendras para cortar con ella mi café de cebada tostada. No, thanks. Una amiga talibana del naturismo me decía que, antes de meterme algo a la boca, me hiciera siempre esta simple pregunta: ¿y en qué árbol crece esto? Alguna de las mejores cosas que te vas a meter en la boca no crecen en los árboles, tesoro. Y olvídate, de paso, de las calorías, que eso es otro invento diabólico del imperialismo yanqui. A mí que no me vengan a romper las pelotas con las calorías porque luego resulta que, para quemar las calorías de un pan con mantequilla, tienes que subir y bajar 200 veces todas las escaleras de Castañeda haciendo ranitas.
Toma más vino. Nunca entendí esa tonta costumbre copiada de los restaurantes gringos. Ni bien te sientas a la mesa te zampan un florero lleno de agua. Y luego viene el mozo y te pregunta: ¿Va a desear agua con gas o sin gas? Pero, ¿qué carajo…? ¿Vinimos a bañarnos o tenemos pinta de gladiolos recién cortados? ¡Ocho vasos al día, dicen! No jodamos. Tecito helado o limonada y me hidrato con gusto, pero ¿hay algo más aburrido que andar rellenándose el tanque de agua? Mejor nos tomamos un vinito que inspira, perfuma y propicia mejores conversaciones. Un vasito al día aleja al médico de tu vía. Causita, ¿sabes qué? No eres Gisele Bündchen. No impresionas a nadie con tu veintiúnica botellita de Evian rellenada al infinito con agua de caño, alucina.
El arroz es el diablo. No me cansaré de repetirlo. Y el pan blanco y el fideo, desde luego. Si ya tienes treinta años o más, tanto peor: anda imaginando hasta dónde te va a colgar esa papada de pelícano viejo. Resígnate a admitir como dogma de fe esto que te voy a decir: ya no puedes seguir rellenándote de pan y de arroz todos los días. Ya no. Detente, Satanás. Puedes comerte un pan, media taza de arroz muy de vez en cuando. Una vez por semana; digamos, dos. Los domingos y feriados. Nada más. Pero si quieres cebar un lechón para esta Navidad, sírvele esa bomba de carbohidratos que tú y tu familia cotidianamente se están empujando: medio kilo de harina blanca en el desayuno, medio kilo en el almuerzo y medio kilo en la cena. Listo, a fin de año tendrás como resultado tu particular versión del chancho monstruoso que se come al abuelo malvado en el cuento más famoso de Ribeyro.
Ya te llenaste. Dice Susy Díaz que ella decreta con la boca porque la boca es muy poderosa y yo le creo. Y aquí el truco consiste en repetir “ya me llené” desde el arranque. Nos hemos malacostumbrado a que el menú de cada día tiene que ser, necesariamente, una tragazón digna de Mistura antes de regresar a seguir criando culo a la oficina: entrada, sopa, segundo, postre, refresco, pan y café. No veo por qué tendrían que respetarse siempre los siete pasos como si fuera un menú de degustación para luego tener que salir directamente a comprar una sal de Andrews. Hazme caso: cuando salgas a comer, pídete un par de entradas –ensaladas o tiraditos, por decir algo– y compártelas como piqueo con tu acompañante sin dejar de recordar en voz alta lo repletos que están: ¡Qué tal empanzada!, ¡cuánta comida! Tu cerebro se acabará convenciendo. Pero, ¿y el segundo? Mañana. ¿Y el postre? El domingo. Y, listo, ya se llenaron. Pidan la cuenta y regrésense a pie repitiendo: ¡Qué manera de comer!, ¡estamos empachados! Repítanlo hasta que sea cierto. (B.O)


Limeños opinan que Castañeda roba pero hace obras





Una pregunta, de las muchas realizadas por Datum durante la última semana, ha remecido nuestras estructuras sociales y culturales. La pregunta, de paso, no podía ser más directa: “¿Quién cree usted que, de llegar a ser alcalde de Lima, robará, pero hará más obras?”.
Antes de ir a los resultados, una primera reflexión podría hacerse respecto a la pregunta en sí. ¿Incita a una respuesta? Puede ser, pero, a fin de cuentas, si esa frase “roba, pero hace” no fuese parte de nuestra cultura, pues ni siquiera estaría en la mente del encuestador en primer lugar. Luego, hay que resaltar otro hecho: existe un candidato a quien se le ha asociado con dicha frase (más allá de si es o no verdad); esto, por cierto, crea una tendencia natural a la posterior identificación. Pero no estamos aquí para defender a alguien, sino para reflexionar sobre nuestra cultura.
El ex alcalde Castañeda salió primero con 49%, seguido de “No sabe, no contesta” con 25%, “Todos” con 9%, la alcaldesa Susana Villarán y “Ninguno” con 5%, y luego el resto de candidatos. En otras palabras, Ns/Nc, Todos o Ninguno pudo haber salido primero. Por la diferencia entre los resultados de Castañeda y Villarán, es claro que el principal atributo del ex alcalde no es la honestidad.
Rolando Arellano, conversando sobre esto, me dio una interesante reflexión: “Cuando los peruanos digan me roba, pero hace obra, recién ahí entenderán lo que implica”. Es cierto: el “roba, pero hace obra” no identifica al perjudicado. El Estado no produce riqueza, con lo cual a quien roban –sea quien sea– es a nosotros.
Luego, está la reflexión del economista Ricardo Lago vía Twitter: “Cuando el objetivo es robar, se hacen obras inútiles”. Muy cierto. Los incentivos, cuando se busca robar, están dirigidos a enmascarar el hurto, a inflar las cifras, a crear cortinas de humo. ¿Y la obra? ¡A quién le importa!
Al final, el planteamiento no es “roba, pero hace”, sino “me roba, ¿y qué hace?”.

viernes, 19 de septiembre de 2014

¿Están las madres "modernas" criando "monstruos?








No hay madre joven que no diga "Yo no voy a tratar a mis hijos como mis padres me trataron. Yo les voy a dar todo mi cariño"
No los reprenden para nada y son unas fieras si alguien les llama la atención.
El niño de una sobrina estaba destruyendo la fuente de mi jardín con un martillo, se lo quite y se fue llorando a grito vivo (ni lo toque) y ahí viene la sobrina como un demonio.
“Óigame (ni tío me dijo) a mi angelito nadie lo reprende! El puede hacer lo que quiera"
"Eso será en tu casa pero en la mía, mando yo" Le conteste muy molesto.
Creo que no es necesario medio matar a golpes a un niño para disciplinarlo pero estas madres de hoy no se dan cuenta de que están criando futuros delincuentes o víctimas de delincuentes porque en la calle impera la ley del más fuerte. Ustedes se molestarían porque alguien reprenda a sus "angelitos"
Esta sobrina se hizo la digna y ni la sirena de la fuente me pago. ($400 pesos de daños)
A todo esto le pregunté a un vecino y esto fue lo que me respondió:
Esa es la pregunta que a lo largo de toda la historia de la humanidad nos hemos hecho los miembros de una generación sobre las siguientes.
Como muestra tres botones 3 españoles:
Miguel de Cervantes Saavedra, uno de los escritores con mayor prestigio mundial, también conocido como "el manco de Lepanto", lo que no suele saberse es que en la batalla de Lepanto Don Miguel no militaba en las filas de su patria pues tuvo que salir de ella con 13 ó 14 años después de un incidente en el que al parecer hubo un muerto
Alonso de Contreras, capitán y marino, como el anterior tuvo que huir de Madrid por causas y con edad similares
Santiago Ramón y Cajal, premio Nobel de Medicina, de niño fabricó un cañón con un tronco de árbol ahuecado y reforzado con alambre y voló con él la puerta de la finca del vecino 
Como ves el problema no es nuevo.
Puedes darte cuenta de que el hijo de tu sobrina no tiene que terminar siendo un monstruo, aunque 2 de los anteriormente citados tengan una fama que podemos calificar de monstruosa 
Me sumo a la opinión de que quien necesita un correctivo es la sobrina y no su hijo, corregida la sobrina es de esperar eduque mejor a su hijo 
La idea de reclamarle judicialmente los daños no sería mala siempre y cuando puedas demostrar, con testigos por ejemplo, la autoría de los daños sufridos por la fuente
Además mientras no se disculpe por la actitud de su hijo y la suya propia yo le vetaría la entrada en mi casa de ser tú, pues si Jesús dijo que hay que perdonar 70 veces 7, no se debe olvidar que el perdón no se da porque sí, se da cuando se solicita 
A lo que yo le respondí:
Esto paso hace tiempo el niño es ahora un joven sin control, ha sido arrestado 4 veces por vagancia y en el colegio ya lo expulsaron. Mi sobrina no ha vuelto a mi casa (a Dios gracias) y ella es víctima de la depresión.
MADRES, sean enérgicas y enséñenles a respetar.

Aun es tiempo.

Una emoción fea: LA CODICIA








Pecado capital, la envidia es una emoción fea. La única prohibida en los mandamientos hebreos —el famoso noveno: no codiciarás…—, consiste en ver destinos ajenos como espejos de nuestros vacíos y carencias. Desear lo que otros —pensamos que inmerecida, injusta y tramposamente— poseen y nosotros deberíamos tener. Posesiones, posiciones, estilos y relaciones pueden ser objeto de la envidia que se aloja en el rabillo del ojo y no lo deja mientras vamos haciendo lo nuestro.

Si envidiar consume y desgasta, sentirse envidiado no es mejor. Quizá por un rato parece ligado, de alguna manera misteriosa —entre indicador y motor— a nuestro progreso. Los demás nos miran, señal de que los dioses nos prefieren. Pero, rápidamente, esa mirada parece poner en peligro esa preferencia. Y todos sabemos que los dioses son caprichosos y, quizá, se fijen con benevolencia en los envidiosos y nos lo quiten todo. O que esos descontentos de la suerte hagan alguna trampa, algún hechizo que nos lleve al despeñadero. ¡A evitar el mal de ojo se ha dicho! ¡Y vaya que la mente se aferra a amuletos, magos, consejeros científicos, entre otros, para neutralizar las ofensivas envidiosas!


La incapacidad para alegrarse del éxito ajeno y desear sinceramente progreso a los demás, así como la alegría intensa cuando los otros fracasan y caen apabullados por los golpes vallejianos de la vida, acompañan la envidia. En pequeñas dosis están presentes en la actividad mental normal, pero, como en nuestra sociedad, cuando se convierten en estilo colectivo y coexisten con intensos esfuerzos por salir adelante sin que haya un campo de juego parejo y árbitros confiables, producen frustración y enormes dificultades para hacer crecer al conjunto.

Sub.chicos habilidosos






Cuál es el objetivo del proceso educativo? La persona. No sus desempeños, no sus habilidades, no su futuro. La persona. No su conducta, no su inteligencia, no su éxito. La persona nomás. Nadie lo va a poner en duda, no sería políticamente correcto. Y sin embargo…

Cuando converso con alumnos, cuando intercambio ideas con profesores, cuando escucho a padres, imagino a Jaimito el numérico, Jaimito el verbal, Jaimito el corporal, Jaimito el social, y todos los sub- Jaimitos que las inteligencias múltiples o las categorías de evaluación definen; y Jaimito se va nublando y desapareciendo.

Y su existencia adjetivada se convierte en la distancia que lo separa del ideal en cada una de esas dimensiones: promedio, por debajo del promedio, por encima del promedio. Jaimito psicomotor lejísimos del tercio superior. Jaimito es la suma de todo lo que le falta para llegar a, una adición de carencias.

¿Qué hacer? Pues a punta de ayudas y terapias, acercar a los N sub-Jaimitos al ideal en cada parcela, de manera que Jaimito sea idealmente social, numérico, verbal, personal-social, etc. Pero, en el camino, fuera de inversiones considerables de tiempo, dinero y energía, lo que ha sido machacado sin pausa es lo que no funciona, lo débil, la desventaja comparativa, todo desintegrado y parcial.

Jaimito como balance, avanzando sobre la base de sus fortalezas, explorando la vida con lo que tiene, se eclipsa frente a los sub-Jaimitos convertidos en pacientes anclados en lo que no tienen, en lo que les falta, conjugados en negativo y aspirantes al tercio superior que, lo más probable, termine no sirviéndoles para nada.


La pareja conflictiva

En más de una ocasión hallamos parejas que se quejan de tener un compañero exigente, intolerante y conflictivo; que cuando eran enamorados, esto no se percibía al punto de pensar que esto es producto del matrimonio o la convivencia.

Fernando Maestre
En más de una ocasión hallamos parejas que se quejan de tener un compañero exigente, intolerante y conflictivo; que cuando eran enamorados, esto no se percibía al punto de pensar que esto es producto del matrimonio o la convivencia. Con un compañero conflictivo difícilmente se puede convivir, con lo que se concluye que el matrimonio no es viable en estas condiciones. Pese a este defecto, las parejas siguen, para lo que habrán de tomar ciertas posiciones y actitudes que permitan la convivencia. Veamos qué fórmulas se usan. La primera es hacerse el sordo, no darle importancia a las majaderías y continuar en paz. Otra es responder sin tener en cuenta la agresividad, hablar con tranquilidad, como si no existiera conflicto. Igualmente, se puede ‘traducir lo oído’, cambiando el sentido conflictivo por otro colaborador, de modo que respondemos pero no nos enganchamos en peleas. Finalmente, queda la alternativa de pedir ayuda profesional, que se encargará de hallar las causas por las que él necesita comunicarse buscando conflicto. A veces es por celos; otras por carácter o porque es hostil con lo femenino.

El amor en la tercera



Es común observar los romances que se organizan actualmente en que las edades ya exceden largamente la época de la fertilidad; pudiendo encontrar personas de 75 años saliendo con jóvenes de 38 o 40 años, viviendo esta experiencia de modo natural y con toda la ilusión de que llegarán lejos.

Fernando Maestre,Opina.21
fmaestre@peru21.com
Es común observar los romances que se organizan actualmente en que las edades ya exceden largamente la época de la fertilidad; pudiendo encontrar personas de 75 años saliendo con jóvenes de 38 o 40 años, viviendo esta experiencia de modo natural y con toda la ilusión de que llegarán lejos. Pero por causas emocionales, sociales y culturales estas parejas son rechazadas por la sociedad, que piensa que los une el interés y una bonita herencia. Pese a este rechazo y violencia de la familia de la más joven, estas uniones se siguen dando y con éxito. La causa de este rechazo social se debe a más de un factor, siendo el principal la fantasía de la sociedad que le dicta al oído que el “viejo” está saliendo con su “hija”. Cosa que es absurda e injusta. Otra razón es la creencia de que la más jovencita solo tiene interés en la billetera y la comodidad del galán maduro, lo cual es otro atropello e injusticia frente a lo que bien puede ser una pareja que se ama. Por ello se recomienda que estas parejas disparejas sean ayudadas y no combatidas. Recuerde que el amor no es solo cosa de jóvenes, pues todos tenemos derecho a amar y ser amados.