Piensa en tu mejor amigo, en
ese que estuvo a tu lado en las buenas y en las malas; en el que te cubrió
cuando la embarraste y te prestó plata cuando estabas misio.
Piensa en ese amigo que
nunca te dijo que no y que siempre estuvo dispuesto a echarte una mano cuando
la necesitabas. Pongámosle a ese amigo un nombre… ¿qué te parece Miguel? Me
gusta Miguel Angel.
Pues bien, resulta que el
buen Miguel Angel ha decidido pedirle a su novia de toda la vida que
se case con él. Si bien la noticia te ha caído como un
balde de agua fría, y a pesar de haberte opuesto públicamente a
tremenda decisión, Miguel está profundamente enamorado de… de… Sofi,
una joven estudiante de secundaria que lo único que desea en esta
vida, además de ser una buena mujer, es casarse y tener
hijitos con Miguel Ángel… “qué lindos”.
Así que por lo visto no hay
mucho que hacer para evitar la consumación del acto; tu “pata”, tu amigo, se te
casa.
El tiempo ha pasado y falta
muy poco para el gran día de Miguel y tú como mejor amigo te
ves con una gran responsabilidad sobre tus hombros: hacerle a Miguel Ángel
la mejor despedida de soltero del mundo, tal vez y con un
poco de suerte, la despedida sea tan buena que hasta se arrepienta y
nunca llegue al altar, eso te llena de ánimos para realizar la
organización.
Ya tienes varias ideas en la
cabeza, estás obstinado con ellos y nada podrá detener tremendo
evento, aunque “mi querido lector” has olvidado un pequeño detalle… ¿qué
pensará tu mujer de este programita que tienes en mente para el sábado en
la noche?
¿Te dará luz verde para
convertirte en el organizador oficial de esta fiesta pagana o te
amenazará de muerte si tan solo se te ocurre asistir a ese
“jolgorio”, a esa “orgía”? Tal vez sea más fácil no ir y así
escaparte de una pelea con Godzila (tu novia) pero
nuevamente te digo… piensa en tu mejor amigo, en ese que estuvo a tu lado en
las buenas y en las malas… ¿vas a decepcionar al buen Miguel Ángel por ser un
pisadito? Mmmm.
Las
despedidas de solteros… todo un tema ¿no? ¿Son necesarias? ¿Son
evitables? ¿Son divertidas? ¿Son malcriadas? ¿Son censurables? ¿Son despedidas?
Creo que una mujer nunca se cansará de preguntarse sobre la
naturaleza de esas fiestas a puertas cerradas. Debe ser el
hecho de ignorar la verdad lo que a la mayoría de mujeres
las vuelve locas.
Bien lo decía Walt Disney:
nada como el poder de la imaginación. Una mujer tiene toda la
capacidad del mundo para enfermarse con imágenes casi
pornográficas, producto de la paranoia de imaginar a su
hombre, rodeado por otros hombres que lo incitan a pecar y a dejarse llevar por
los más bajos instintos.
Por supuesto que no todos
estamos tan locos. Si me obligo a ser categórico diría que frente a las
despedidas de solteros hay dos tipos de mujeres: las que
dan permiso para asistir a ellas y las que no. La que da permiso entiende que
lo que pasa en esas fiestas en realidad no es tan grave como parece.
Entiende que habrá chicas
que se quitarán la ropa y tal vez se sienten encima del homenajeado y
seguramente encima de su propio hombre, pero así mismo entiende que
al final todo es un show y más que asociarlo con un acto sexual, lo
asocia con un acto chacotero. Por supuesto no niega que todo hombre
se entusiasma con ver un par de tetas nuevas y un buen
culito, pero ella puede vivir con eso y puede irse a dormir
tranquila, a esto debemos sumarle una importante dosis de confianza
en su pareja, claro está.
Pero a
pesar de mostrar esta extraña tolerancia y
modernidad, de todas formas algo, alguito, le inquieta. Esto se
traduce al día siguiente en preguntas que saldrán de su boca,
intentando saber cómo fue el evento. Estas preguntas tienen dos funciones: una
es demostrar una actitud de superación frente al acto para mostrarse
como una novia permisiva y poco absorbente, y la segunda razón es para
reconfirmar que en realidad no pasó nada de lo que ella tenga que
preocuparse.
Señores si ustedes tienen
una de estas mujeres en casa, quiéranlas, ámenlas y cuídenlas bien,
no las tomen “for granted” (sorry por el inglés, pero no encuentro todavía en el
idioma español, una definición que sea igual de precisa que esa, tienen
permiso para llamarme “huachafa”, no hard feelings, ja!).
Pero si
hablamos de las que se escandalizan frente a este
tipo de festividades, ahí sí que estamos hablando de otro
rollo, y un rollo bien gordo. A estas mujeres las he bautizado como las
“Perseguidas”, las Perseguidas que se dejan alcanzar por pensamientos turbios
que les raspan el cerebro con imágenes grotescas de sus
hombres cometiendo los actos más obscenos y reprimidos. A continuación una
reseña de cómo lidiar con ellas frente a esta fiesta tan
“escabrosa”.
Todo hombre sabe que cuando
se acerca la despedida de soltero de alguno de sus
amigos, lo primero que tiene que hacer es pedirle permiso a su mujer, y si
estamos hablando de pedirle permiso a una mujer Perseguida, pues no
será una tarea nada fácil.
Comencemos con la
primera opción para pedir permiso, la he bautizado “la Estrategia del
Corazón", y consiste en tratar de sensibilizar a su
mujer con la excusa de lo mucho que significa este amigo
para ustedes. “Mi amor, pero es la despedida del Gordo ¿cómo no voy a ir a la
despedida del Gordo? Soy su mejor amigo desde el colegio, él se comía mi
lonchera desde primero de primaria, él me abrió las puertas de su
casa, él me consiguió la figurita de Oblitas que era la que me
faltaba para llenar el álbum y ganarme los patines, el Gordo es mi vida”.
Por supuesto que esta
estrategia cojea de varias patas y es muy probable que se caiga, pero
tengan el consuelo de saber que si se cae, por lo menos ellas se
sentirán culpables de separar a dos grandes amigos.
La segunda técnica para
pedir permiso la he denominado como la Estrategia de la Hipocresía: “No mi
amor, ¿cómo de te ocurre que van a ir chicas? Solo nos vamos a juntar
los amigos en la casa del Chino, puro calzoncillo. Apenas vamos a tomar unas
cervecitas y como hoy hay partido, fijo que nos quedamos pegadazos a la tele.
¿Cómo se te ocurre que van a ir chicas? ¿Tan bajo crees que podemos llegar?”.
Hay mongas pero no muchas,
así que probablemente esta técnica tampoco les funcione a la mayoría, así que
les propongo la última opción, si esta la saben hacer bien no debería tener
fallas, por supuesto que carece de todo grado de ética pero
ante una emergencia, ¿qué se puede hacer?
Esta vendría a ser la
Estrategia de la Mentira. “Mi amor, esta noche voy a tener que llegar
tarde, acá en la oficina ha explotado una bomba y nos vamos a ir a la
casa de mi jefe a tratar de apagar el incendio, yo espero
que no dure hasta tarde, pero tú sabes cómo son estas cosas, nunca se sabe”.
Y ahora no me vengan con que
nunca han hecho esas… y las señoritas no me vengan con que estoy incitando
a la mentira porque esta técnica no la he inventado yo y si existe, existe por
mujeres que reprimen tanto a sus hombres que nos los dejan irse a divertir un
rato a la despedida de soltero de su amigo.
Yo la verdad no entiendo a
qué le temen tanto, si es a la infidelidad, creo que es mil veces más fácil
consumarla en cualquier otro lugar que en una fiesta de solteros donde hay
demasiados testigos mirando lo que pasa, aunque debo decir que los hombres
resultan ser bastante reservados a la hora de contar lo que sucede en
esas fiestas.
Tal vez lo que habría que
hacer es cambiarle el nombre a este evento. El hecho de llamarse
“Despedida de Soltero” fomenta a que una piense que el que está
próximo a casarse, se despedirá de su soltería estando por última vez
con otra mujer que no es la suya, y de refilón lo acompañarán
todos sus amigotes angurrientos, sobre todo los casados con hijos,
esos tienen fama de ser los más entusiastas.
Además todos los que tenemos
más de 25 años no podemos pensar en una
despedida de soltero sin recordar esa popular película donde Tom
Hanks, un joven próximo a casarse, se veía envuelto en una noche llena de drogas
y mujeres, producto de su propia fiesta de soltero, y si
bien al final no hacía nada a pesar de estar tentado por una ex
desnuda, uno se quedaba con el sabor de que el personaje de Tom
era una excepción, o sea que los demás hombres eran unos desgraciados que
terminaban pecando.
El cine puede ser
peligrosísimo. ¿Pero cómo podría llamarse esta fiesta? “Noche de amigos”,
“Puro calzoncillo”, “Antes de”… no lo sé, habría que pensarlo, les
propongo me ayuden a encontrar un nuevo término, estoy segura que nos servirá a
todos.
Ahora mucho hemos
hablado de la molestia de las mujeres frente a estas
fiestas, de lo escandalosa que resulta la idea de que una
chica se desnude frente a 30 muchachos en un departamento, pero si les tengo
que ser franca, las chicas tienen un comportamiento inversamente proporcional a
esta postura cuando se trata de asistir a una
despedida de soltera.
Si piensan que una
despedida de soltera es varias chicas tomando
gelatinas con vodka y bailando entre ellas las bailaditas del verano,
permítanme decirles que están a varios kilómetros de la
verdad. De las dos o tres despedidas de solteras a las que
me he visto obligado a ir (porque yo sinceramente las detesto tanto como los
showers de matrimonios) he podido ver a mujeres totalmente descontroladas,
lanzándose sobre el cuerpo de un asustadizo stripper
vestido de P.I.P o de Zorro luchando para que la indefensa tanga
no se le termine por caer.
Es increíble pero hay
ciertas mujeres que simplemente se convierten en unas lobas en estas fiestas y
si bien no voy a decirles que terminan acostándose o
besándose con estos hombres de la noche, porque la verdad
nunca lo he visto, no me consta y sinceramente lo dudo, tengo que decirles que
estoy casi seguro que hay más mujeres portándose mal en despedidas de solteras
que hombres pecando en sus respectivas despedidas. Puedo estar muy equivocado,
pero es una corazonada a la que creo.
El día que yo me case,
querré una despedida de soltero y querré que mi novia tenga la suya.
Que ella elija cómo sea, con calatos, sin ellos, con bailes, con
borracheras, con discotecas, con extranjero, ese será su
rollo.
Por lo pronto mi despedida
obviamente requerirá de mis amigos pero prescindirá
indefectiblemente de esas mujeres a domicilio que te cargan, te dan
vueltas y te ponen ciertas partes de su cuerpo a centímetros de la
nariz, la boca, los pechos, no gracias; nunca he tenido que pagar por un
poco de emoción, menos voy a querer hacerlo a
días de casarme. Lo que sí pienso es divertirme hasta las 7 de la
mañana.
Que esa noche la novia no
llame, las copas correrán por mi cuenta y muy lejos de encerrarme en
una casa con los amigos, pienso salir a la noche de Lima a
divertirme como nunca, no porque sea mi última noche de soltero, sino
porque se acerca mi vida de casado.
Por lo pronto creo que mi
punto de vista está bastante claro, yo estoy a favor de la
libertad de hacer, y creo si mañana uno de ustedes tiene
que ir o simplemente quiere ir a la despedida de su amigo, de su
jefe o de su primo, debe tener todo el derecho de hacerlo
pero por supuesto tiene todo el deber de comportarse bien, porque al
final de eso se trata esta libertad: portarse bastante bien para
poder portarse un poquimiguel mal.
Cuidalos
No hay comentarios:
Publicar un comentario